La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas.
Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes. La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.
Suelo y sequía
De cara a 2025, más personas en México no dispondrán de suficientes recursos hídricos. Esto constituye una compleja amenaza que incidirá en el ámbito económico y social.
Tierra y seguridad humana
Frenar la degradación de nuestros suelos mediante la rehabilitación de tierras, la expansión de terrenos gestionados de manera sustentable y el incremento de iniciativas de reparación de terrenos, nos permitirá una mayor capacidad de adaptación y lograr mejor equilibrio ecológico.
Los suelos y el clima
La restauración de suelos en ecosistemas ya degradados puede conducir a la absorción y almacenaje de cientos de millones de toneladas de carbono cada año.
Las actividades del uso de suelos representan casi el 25% de las emisiones globales de CO2. Por lo que las mejoras en el sector agrícola, junto con un uso más sustentable de las tierras, son elementos fundamentales para ayudar a combatir el cambio climático.
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